MACRON

29.05.2017 15:48

El TRIUNFO DE MACRON Y SUS PRIMERAS ENSEñANZAS

Roberto Santana

05/2017

A seis o siete meses de iniciada la campaña presidencial de ese desconocido en el plano político que era Emmanuel Macron, hoy presidente de Francia, en Chile nadie hablaba de su candidatura y las primeras alusiones aparecieron siguiendo con gran fidelidad los contenidos o comentarios de la prensa francesa e internacional que comenzaba a interrogarse sobre el personaje, por cierto sin sospechar que el fenómeno político francés podría tener alguna profundidad histórica y tal vez aportar algunas enseñanzas para otros casos de democracia en crisis y de estancamiento al nivel del desarrollo.

Lejos están ya los días en que su aparición en el escenario hexagonal era tomado a la ligera:  una burbuja mediática, un meteoro que se perdería rápidamente en el infinito, porque sin experiencia política y jamás elegido por votación popular no tenia la mas mínima chance frente a sólidas y experimentadas estructuras partidarias. Contrariando todos los malos augurios, en un año la campaña del candidato se soldó con un éxito espectacular, del cual no vuelven todavía sus primeros opositores y detractores. En su marcha triunfal hizo explosionar los partidos de izquierda y de derecha dominantes en el escenario político desde hace mas de treinta años y neutralizar y debilitar la extrema derecha del Frente Nacional.  

Para la explicación del fenómeno una primera observación: Emmanuel Macron no era un político ordinario pues desde joven se había creado una personalidad enriquecida de muchas virtudes y adquirido una cultura sólida sobre campos diversos acostumbrándose desde joven a practicar la articulación entre filosofía política y acción lo que explica su extraordinaria agudeza para el análisis político. Su formación debe mucho al contacto y relaciones de trabajo con Paul Ricoer, el filósofo de la memoria, el olvido y la política, seguramente su principal mentor intelectual, y por cierto también a sus diferentes actividades pasada: de funcionario, de ayudante de redacción, de economista y banquero y luego consejero presidencial y ministro. Todo en su treintena de años. 

Al lanzarse a la arena política Macron tenía plena conciencia del carácter incompleto de la democracia como sistema y por lo mismo el imperativo de una adaptación frecuente a los cambios históricos de la sociedad y del mundo, de allí que su proyecto se sitúe en el contexto francés actual pero sobre todo en la preparación del futuro : moralización de la vida política, reforma del sistema político e inclusión de la sociedad civil en la representación popular, flexibilización del código de trabajo para fomentar la creación de empleos, prioridad acordada y fuerte inversión en la formación profesional, protección para todas las categorías de cesantes, previsión social única para todas las categorías de actividad, acción del Estado en la educación en zonas prioritarias y relanzamiento político de la Unión Europea con tres objetivos centrales: dotarla de poder político, aumentar su rol en el desarrollo económico de los países miembros y creación de una capacidad diplomática internacional y de defensa común, con lo cual la France vuelve a ocuparse de los negocios del mundo. Un proyecto claro, fácilmente entendible por los electores, poniendo por delante los temas prioritarios, es decir una plataforma electoral que no se pierde en todos los múltiples problemas que debería tratar un gobierno.  

Creo que el triunfo de Macron y su proyecto hay que verlo como una adhesión popular a romper con la inercia política de la clase dirigente, demostrando que el desinterés creciente de los franceses por ir a las urnas no era un desinterés por la política sino por la rutina de los partidos dominantes. Por cierto, también hay que verlo como resultado de la trayectoria excepcional del personaje: formado en el teatro, en las letras, en la música, en la economía y en la filosofía política mostró  a lo largo de su campaña una excepcional capacidad pedagógica para explicar, para discutir, para convencer al adversario y por lo mismo yo me pregunto si la intención íntima del candidato triunfante no fue, antes que su aspiración a ser presidente en lo inmediato, la de montar con su candidatura una voluntariosa operación pedagógica dirigida a una clase política cuya inoperancia para transformar el país se explica por su desfasaje con la historia: preparada culturalmente para administrar una sociedad que ya no es la misma de hace treinta o cuarenta años había perdido la brújula para la conducción política en la era de la mundialización y por lo mismo Macron ( sigo con mi elucubración ) con una audacia y voluntad extraordinarias habría decidido “expropiarle” el poder a los políticos impotentes  y desde arriba enseñar con el ejemplo.

La mundialización ha cambiado efectivamente todos los parámetros de la articulación sociedad y política, ha densificado los intercambios de todo tipo, le ha dado un impulso vertiginoso al cambio tecnológico, las sociedades adoptan voluntarias la oferta de vivir una cultura numérica, la interrelación e interdependencia de todas las sociedades nacionales es el producto mas visible de la mundialización. Hoy ninguna clase dirigente puede seguir funcionando con las ideas y los parámetros de vuelta atrás de la historia, con ofertas populistas de cierre de fronteras y aferradas a conservar democracias rígidas En tal sentido, habría que interpretar la experiencia de En Marche como un experimento destinado a mostrar que la renovación de la política es posible a condición de tener claridad sobre los bloqueos que determinan la crisis del sistema y los objetivos que pueden ser viables.

Tal vez la primera enseñanza generalizable de la experiencia Macron es la que acabo de señalar y ella puede servir para otras democracias en crisis como la chilena. Para el éxito de un tal proyecto – la piedra angular de toda candidatura - son indispensables la inteligencia, la voluntad y la audacia de un líder ilustrado, o en su defecto de un equipo cohesionado y fuerte intelectualmente que produce el proyecto transformador y hace confianza a un líder honesto y decidido a trabajar por el bien común. Una treintena de personas, la inmensa mayoría jóvenes diplomados, formaron el grupo compacto y dinámico del cual se rodeó Macron para su campaña victoriosa.

En Chile, el funcionamiento del sistema político, es decir del gobierno y del parlamento, ofrece todo el aspecto de un juego de actores en permanente guerrilla entre los intereses de los unos y de los otros, contexto en el que desaparece el interés general y la toma en cuenta de la evolución de la realidad. En lo que concierne a la coalición Nueva Mayoría, la presidente de la República se ha demostrado incapaz de imponer su autoridad por sobre los intereses encontrados de los partidos, dejando como saldo un país que espera, ¿hasta cuando?, reformas profundas que implican cambios constitucionales. Como en Francia, los partidos políticos chilenos se han convertido en "verdaderos sindicatos de intereses a proteger, de oficinas de profesionales de la política, de instrumentos de defensa de la renta de situación »( Eric Fottorino, Le Un, 10/05/2017, Paris ), realidad que los induce a encerrarse en si mismos, a eternizarse en la mecánica parlamentaria, a neutralizarse sistemáticamente y a dejar pasar la hora de la toma de decisiones transformadoras, distanciándose asi cada día mas de la ciudadanía.

Los hombres y mujeres del sistema político de los últimos gobiernos han continúan funcionando de manera rutinaria y no se hacen cargo de los cambios estructurales e institucionales para hacer frente a la mundialización, subestimando los reclamos de la población en los territorios no metropolitanos. No se sabe cuando emergerá un proyecto político que se ataque a la impotencia y corrupción actual de los partidos en el poder para hacerlos explosionar, pasando a ocupar el espacio vacío con nuevos contenidos, devolviendo la confianza y el optimismo a la ciudadanía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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